La imagen del sexo débil



Por: María Naredo y Sara Sandoval
Estudiantes de LRI, 2° semestre.



 La imagen del sexo débil




            Dentro de la representación de la historia, todo miembro del público ocupa un lugar desde donde observa el desenlace de la función. Hay quienes ocupan los lugares del frente, y existen también los que se conforman con las últimas hileras. Sin embargo, los expertos saben que las primeras filas no son siempre en las que se perciben todos los ángulos del escenario de la mejor manera. A través del tiempo, la mujer se ha visto ocupando lo que algunos denominarían “los peores lugares” de la audiencia, pero los expertos han de reconocer que desde sus diversos papeles en la historia, ésta ha llegado a disfrutar de todos los matices, luces, y sombras que enriquecen la trama de la conformación de la sociedad, y por eso, se ha visto en la necesidad de dar un paso al frente y hacer notar su presencia. “La mujer creadora ha hecho notar su presencia de acuerdo con las épocas, las tendencias y los sucesos, sobre la base de los diferentes roles que ha debido desempeñar como ser social” (Quintero, 2010). 
La constante lucha de género las ha impulsado a convertirse en seres políticos, artísticos, y en colaboradoras directas de la construcción de su propia imagen y de la imagen del mundo; una imagen cada vez más fortalecida y en constante evolución. “No se busca que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas” (Mary Shelley).

La confrontación hombre vs mujer es algo relativamente nuevo dentro del nuevo milenio. Una lucha entre géneros envuelta en amor, odio, poder y reconocimiento. Dentro de su artículo Cultura, Lenguaje y Mujer, Jacqueline Clarac, analiza a la mujer desde la existencia e implantación de una jerarquía sexo-social. La mujer ha jugado un papel importante y decisivo para la formación de la humanidad. Sin embargo, siempre ha estado desarrollándose bajo las sobras; pasiva, silenciosa y sumisa ante el poder aplastante del hombre, quien durante muchos años se creyó era él el pilar de la familia y también  de la sociedad, aportando una imagen fuerte y sensata que le otorgaba el poder. Cuando en realidad quien estaba detrás de todo su rol era la mujer; proveedora, organizadora y educadora de las pasadas, presentes y futuras generaciones.  Hasta el siglo XX, el llamado sexo débil se ha cansado de vivir dentro de un segundo plano y ha  comenzado la lucha por un papel igualmente protagónico que el del hombre en el mundo.

En ocasiones, es importante analizar el desarrollo de los hechos históricos de una manera práctica, por ejemplo, mediante el arte, como lo hace María José Quintero Parra en su artículo. El arte representa una síntesis perfecta de la historia, y nos permite relacionarla con el presente, para así poder entender las imágenes que conforman el entorno actual, y a la vez, para poder moldear una idea tentativa del futuro.  La mujer es un ser creador de arte y en el arte se ha ido desarrollando. Ha plasmado su imagen de diferentes maneras, de acuerdo a las épocas, tendencias y roles que se ha visto desempeñando como miembro de una sociedad. Es así como la mujer ha pasado de ser objeto de análisis a ser quien analiza y crea. Pasa a ser creadora de un tipo de arte que en tiempos de la Revolución Industrial fue considerado “innecesario”, pero que ahora tiene tanto valor en la memoria del mundo y en el atesoramiento de un creciente orgullo de género.

El arte tiene la finalidad no sólo de expresar emociones, sino de despertarlas dentro del adormecido interior de espectador. Para muchos, el arte puede ser descrito con una simple palabra que abre muchos caminos de pensamiento: la belleza. Inmerso en uno de estos amplios caminos de pensamiento se encuentra el llamado “discurso del trauma”, asociado con los aspectos sociales y psicológicos de la mujer. A lo largo de la historia, la mujer se ha ido enfrentando con el cambiante pero siempre presente “trauma” de ser “bella”. Siente por naturaleza esa necesidad de ser “bella”, no refiriéndose sólo a su cuerpo, sino también al cuerpo de otros y a lo cotidiano de su vida. A su vez, esto va de la mano con su constante confrontación con el hombre quien ha sido el creador de los inestables estereotipos de belleza a los que la mujer ha intentado adaptarse. Por la terrible inconformidad que esto causa, la mujer ha intentado siempre reflejar todo los que representa su ser, y qué mejor forma de hacerlo que por medio del arte.  
La mujer ha alcanzado el derecho al voto, la educación, la expresión y el libre albedrío. Lamentablemente, el proceso no se ha completado y siguen existiendo muchas partes en el mundo en las que la mujer es ignorada y sus derechos simplemente no existen. La mujer contemporánea es hoy, más poderosa que la mujer tradicional, pues a pesar de que no siempre ha tenido la libertad de la que hoy goza, la necesidad por expresarse siempre ha estado presente, pues es lo que la define como la mujer que es.



Referencias:

Texto

Clarac J. (2002). Cultura Lenguaje y Mujer. Revista Otras Miradas. 2, 88-95

Quintero Parra, M. José (2010). La creación plástica de la mujer tocada por los paradigmas estéticos contemporáneos (Lo conceptual, lo abyecto y el trauma de un género). Revista de Artes y Humanidades UNICA. 11, 58-98.

Imágen

Adds of the world. (s.f.) Ethics and Citizenship Movement: West vs. East.Recuperado el 09/05/2013 de http://adsoftheworld.com/media/print/ethics_citizenship_movement_west_vs_east

Cargo (s.f). Women of different ethicities stanging together. Recuperado el 09/05/2013 de http://www.corbisimages.com/stock-photo/royalty-free/42-34718744/women-of-different-ethnicities-standing-together?popup=1

Corbis Images. (s.f.) Businesswoman Carrying on Shoulders.Recuperado el 09/05/13 de http://www.corbisimages.com/stock-photo/royalty-free/RF4472591/businesswoman-carrying-globe-on-shoulders?popup=1




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